
Llegan los meses de frío y hay un mito fundamental que es necesario derribar: el que establece que, si hace frío, no hay mosquitos.
Pese a que es cierto que el frío reduce la actividad de los mosquitos adultos, éstos mueren sólo a MUY baja temperatura. El calor del interior de los hogares les sirve de resguardo, además de que sus huevos pueden sobrevivir durante todo el invierno. Entonces, aunque no veamos (tantos) mosquitos volando, sus larvas y huevos están activos.
Los huevos se resguardan en todo tipo de envases, de cualquier tamaño. Están a la espera de la combinación perfecta para su desarrollo y nacimiento: agua y un poco de subida de temperatura.
Por esto, es esencial seguir atendiendo a esta problemática y no desestimar una de las medidas de prevención más efectiva: ELIMINAR TODOS LOS CRIADEROS DE MOSQUITOS, ES DECIR, TODOS LOS RECIPIENTES QUE ACUMULAN AGUA, TANTO EN EL INTERIOR DE LAS CASAS COMO EN SUS ALREDEDORES.
- Desechar o eliminar los recipientes en desuso
- Cepillar y enjuagar las paredes internas de los recipientes útiles
- Guardar los recipientes útiles y vacíos bajo techo
¿QUÉ ES EL DENGUE?
Siguiendo a la Organización Mundial de la Salud, el dengue es una infección vírica transmitida por la picadura de hembras infectadas de mosquitos del género AedesAegypti.
Es importante recordar que no todos los mosquitos son transmisores de dengue, y que el contagio sólo se produce por la picadura de los mosquitos infectados, nunca de una persona a otra, ni a través de objetos o de la leche materna.
Los síntomas aparecen entre 3 y 14 días después de la picadura infectiva. Entre ellos, se incluyen:
- Fiebre alta (sin resfrío)
- Dolor detrás de los ojos, muscular y de las articulaciones
- Náuseas y vómitos
- Cansancio
- Sangrado de nariz y encías
- Erupción en la piel
Es importante que, ante estos síntomas, no te automediques y que acudas al médico. El diagnóstico temprano y la atención clínica es fundamental para enfrentarlo.
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