
Estamos en uno de los meses más calurosos del año. El verano conlleva cambios en los hábitos que es preciso abordar saludablemente, sin desatender los cuidados del cuerpo.
Es importante seguir moviéndonos. La actividad física ayuda a liberar toxinas, a combatir el sobrepeso y las enfermedades cardiovasculares, y a mantener un estado saludable y un bienestar general.
Por eso, desde Clínica y Maternidad del Sol brindamos las siguientes recomendaciones para evadir el sedentarismo pero sin correr riesgos, evitando también los golpes de calor, las insolaciones y la deshidratación.
ACTIVIDAD FÍSICA EN VERANO
Es importantísimo, en principio, que la actividad física se adapte a la edad, a la condición física y al estado nutricional de la persona.
Es necesario, siempre, tomar recaudos, y más aún en esta época del año. Es fundamental usar ropa cómoda, una hidratación constante y elegir aquellos horarios en los que las temperaturas son un poco más bajas, en general por la mañana y el atardecer.
La alimentación debe ser variada, incluyendo sobre todo frutas frescas, verduras y cereales. Luego de comer, se sugiere esperar como mínimo una hora antes de comenzar a realizar actividad física.
El calentamiento previo y los ejercicios de estiramiento posteriores son esenciales para evitar lesiones.
Hay que estar atentos a señales que indiquen un agotamiento por calor. Ante la aparición de malestares, nauseas, mareos, dolores de cabeza o cansancio anormal, se debe interrumpir la actividad, beber abundante agua y descansar en un lugar fresco. Si los síntomas persisten, es fundamental consultar rápidamente a un profesional.
LOS ÑIÑOS EN LA PILE
En el caso de los niños, es necesario prestar atención y promover ante ellos hábitos saludables en torno a actividades físicas y recreativas al aire libre.
El agua es una buena opción para que puedan disfrutar del verano. Además de la frescura que ofrece en el cuerpo, la natación es una disciplina que implica un movimiento muscular completo. ¡Nadando están fortaleciendo todo su cuerpo!
Como adultos, es importante acompañar a los niños en esta actividad tan divertida y saludable:
- Prestar atención a aquellos niños que no sepan nadar.
- Procurar que la actividad física no se realice inmediatamente después de comer. Se debe esperar cierto tiempo, especialmente si el agua está muy fría, para evitar el llamado síncope de hidrocución, que es la pérdida de conocimiento como consecuencia del repentino contacto con el agua fría.
- Lo mismo, hay que evitar los cambios bruscos de temperatura y procurar que el organismo se adecúe progresivamente. Por esto, deben esperar cierto tiempo para ingresar al agua después de una exposición prolongada al sol o de una intensa actividad física.
- Es fundamental que se hidraten constantemente antes, durante y después de la actividad.
- Se debe prestar atención a los horarios, evitando la exposición solar en los momentos del día con temperaturas extremas.
- Para evitar la insolación y las quemaduras solares, se deberán colocar siempre protectores solares. Hay que recordar que, además de que la capa de ozono está cada vez más destruida y por ende el sol está cada vez más intenso, la piel los niños es mucho más sensible. Por eso, se deben utilizar productos con un alto grado de protección (como mínimo 50), y repetir su aplicación cada dos horas, así como después del baño o de una intensa transpiración.
- Recordar que las quemaduras se pueden producir incluso a la sombra, y que el agua y la arena reflejan los rayos solares potenciando su efecto sobre la piel.
- Vestirlos con vestimenta liviana y de colores claros. Es muy importante proteger sus cabezas, con gorras o sombreros.
- Es importante aplicarles repelentes para prevenir las picaduras de mosquitos o cualquier insecto.
¡En el verano, seguí moviendo tu cuerpo!
Es un consejo de Clínica y Maternidad del Sol
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